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Este Blog está creado para mostrar a tod@s las elaboraciones y acabado de los diversos trabajos llevados a cabo en la asignatura "Desarrollo de la Expresión Plástica y su Didáctica" de la Universidad de Huelva, con el fin de compartirlo con todos ustedes. Espero que os guste y sea de vuestro agrado.

martes, 15 de marzo de 2011

JUAN VALDÉS LEAL

Juan de Valdés Leal es, junto a Murillo, uno de los máximos representantes de la pintura barroca en España.
Nació en 1622 en Sevilla en el S.XVII. Era hijo del portugués Fernando de Nisa y de la sevillana Antonia de Valdés Leal. Se formó en Córdoba como discípulo de Antonio del Castillo y allí se casó, en 1647, con Isabel Martín de Morales. Dispuso de un taller en su casa, donde realizó sus primeras obras.
En 1649 Córdoba sufrió una epidemia de peste y Valdés Leal y su familia se trasladaron a Sevilla. En este momento realiza un ciclo de pinturas para el convento de Santa Clara en Carmona entre las que destaca la Retirada de los sarracenos.
Tras una estancia en Madrid, decide instalarse definitivamente en Sevilla, donde tendrá que hacer frente a la competencia de Murillo, que ocupaba el puesto de primer pintor. Sin embargo, no le faltarán numerosos encargos, como una serie de 6 obras que realiza para el monasterio de San Jerónimo sobre la vida del santo, entre las que destacan Las tentaciones de San Jerónimo y La flagelación de San Jerónimo en los que se aprecia ya en su plenitud el personal estilo del artista.
En Las tentaciones de San Jerónimo, el santo se dirige a su oratorio de manera fervorosa para rezar al crucificado, a la Biblia. La calavera está presente para que no olvide que como ser humano es mortal y efímero, y unas damas le provocan mostrándole las riquezas, la sensualidad, el lujo y los placeres, tentaciones que él no quiere ni contemplar.
Juan de Valdés Leal posee un estilo absolutamente barroco, de tendencia tenebrista. Le gusta lo dramático, decantándose por una temática macabra o grotesca. Su estilo es de gran expresividad, se interesa más por la expresión que por la belleza. Posee un vivo sentido del movimiento, un dibujo contundente, un colorido brillante y una dramática iluminación.
En su producción destacan los dos cuadros que pintó entre 1671 y 1672 para la iglesia del Hospital de la Caridad de Sevilla, por encargo de su fundador don Miguel de Mañara.
Fue éste fue quien diseñó el programa iconográfico, que estaba destinado a los hermanos de la Caridad, proclamando la salvación del alma a través de la caridad. Encargó las pinturas que aluden a las obras de caridad a Murillo y a Valdés Leal las que suponen una reflexión sobre la brevedad de la vida y el triunfo de la muerte.
Se tratan de los Jeroglíficos de las postrimerías: In ictu oculi (En un abrir y cerrar de ojos) y Finis gloriae mundi (Final de las glorias terrenales). Son obras sobre la fugacidad de la vida terrenal y a la inevitabilidad de la muerte. El realismo es truculento, tétrico. Hacen referencia al dilema de conseguir la salvación o la condenación eterna y sólo aquellos que hayan practicado obras de caridad conseguirán la salvación eterna.
En In ictu oculi aparece la muerte con su guadaña indicando la rapidez con la que llega la muerte y apaga la vida humana. Y lo simboliza a través de una vela.
Los objetos de la parte inferior, representan la vanidad de los placeres y las glorias terrenales, que tampoco escapan a la muerte. El fondo que está en penumbra, contrasta con la viveza del colorido de los objetos, consiguiendo un efecto dramático de gran teatralidad.
En Finis gloriae mundi presenta los cuerpos de un caballero y de un obispo muertos, a los que su fama y su gloria de nada les ha servido. La mano de la justicia divina pesa las buenas y malas obras que en la tierra se han realizado.

En 1682, cuando muere Murillo, Valdés Leal se convierte en el pintor más importante de Sevilla. Trabajará en la decoración de diferentes edificios religiosos sevillanos como el Hospital de la Caridad, la iglesia del Monasterio de San Clemente o la iglesia del Hospital de los Venerables, hasta que en 1686 padeció un primer ataque de la enfermedad que lo llevó finalmente a la tumba, y, aunque todavía contrató algunas obras importantes, tuvo que dejarlas inacabadas, y en 1690 fallece.
Otra faceta importante del artista es la de grabador. Algunos ejemplos son su Autorretrato, La custodia de Arfe y las láminas del libro de Fernando de la Torre Farfán sobre las fiestas celebradas en Sevilla en 1671 con motivo de la canonización de San Fernando.

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